El lenguaje, más que un medio para comunicar, una forma de conocer la verdad

El lenguaje ha sido uno de los motores fundamentales para la evolución humana, un pilar sobre el cual se han construido las culturas. Mientras más rico es el lenguaje, más avanzadas han sido las civilizaciones. También para el desarrollo científico, base del bienestar actual, el lenguaje ha sido esencial.

Ahora bien, en palabras simples, ¿qué es el lenguaje?

El lenguaje es una forma de comunicación, pero además, y quizás más importante que eso, es una forma de conocer la verdad, la realidad.

Una parte relevante del conocimiento humano se adquiere a través de la comunicación con los otros por lo que ese conocimiento es mediado por el lenguaje. Pero no solo eso, todo conocimiento hace conocimiento en el lenguaje, en un idioma concreto. Podríamos decir que todo conocimiento es lenguaje en nuestro cerebro, tanto el conocimiento recibido a través de la palabra, como el adquirido por la experiencia. Detengámonos en la sentencia “el lenguaje es una forma de conocer la verdad”. Esto quiere decir que el lenguaje es una forma, y no solo un intermediario, en la interpretación de los fenómenos.

Si esto es así, si el lenguaje es una forma, se podría dar que alterando, arreglando, cambiando, retocando, en fin, interviniendo en esa forma, podremos dirigir por medio de la gobernanza del lenguaje la interpretación de los hechos y por tanto de la realidad percibida.

Si entendemos el lenguaje, no solo como medio de comunicación, si no que también como medio de interpretar la realidad, entonces debemos tener especial cuidado en exigir a los medios de comunicación, al igual que lo hacen las diferentes ciencias, un vocabulario que trasmita lo más fielmente posible la realidad que describe.

Desgraciadamente esto, en las mayorías de los países no se da. Los medios de comunicación, ya desde hace tiempo han dejado de lado su finalidad original que consistía en informar verazmente, entretener y culturizar a la población. En la actualidad eso se ha cambiado por tener una alta audiencia, por trasmitir alguna ideología política en particular y por impresionar al auditor.

Es así como los medios de comunicación retocan o francamente cambian la realidad en las mentes de la ciudadanía usando como herramienta el uso del lenguaje. Ya no invitan a meditar o a analizar la realidad, se la dan digerida, pero digerida en la forma que el medio o el gurú, que el medio ha encumbrado, desea. Ya no invitan a la cultura, invitan a la farándula y a la falsa comedia. Esto es especialmente patente en los medios audiovisuales, pero está presente en todo el espectro comunicativo, incluso en el teatro y la música, ambos espacios privilegiados por tradición a encumbrar el arte y la cultura.

Comprobamos a diario la enorme brecha entre lo que la gente experimenta en su propia vida con lo que cree que viven los demás. La percepción de la realidad que conoce por medio de los medios de comunicación masiva es mucho peor, para el ciudadano común, que lo que es en realidad. Él piensa, yo estoy bien o no estoy tan mal, pero el resto está mucho peor. Es tan fuerte esa percepción negativa derivada del constante bombardeo de información intencionalmente retocada que ni siquiera frente a datos duros que dicen lo contrario está dispuesta a cambiarla.

Otra de las consecuencias de esta forma de comunicar distorsionada es la casi nula capacidad de pensamiento crítico. La incapacidad de cuestionar lo que se nos dice y la fuerte atracción por lo políticamente correcto que eso se ha presentado reiteradamente como una realidad incuestionable y apelando a los sentimientos, esa verdad/falsa se ancla muy fuertemente en la mente del ciudadano.

Pero seamos claro, lo que es y no es políticamente correcto está escrito por los mismos comunicadores que tienen en su agenda los tres objetivos señalados anteriormente: tener una gran audiencia, objetivos políticos/ideológicos e impresionar al auditor.

Es así como al comunicar los hechos con un léxico intencionado, los medios de comunicación masivo, los comunicadores y los lideres políticos están cambiando la percepción de esos hechos en las mentes de los ciudadanos creando realidades diferentes y conduciendo a las masas, mediante la mentira, a aceptar sus agendas como si ellas fueran a mejorar la vida de las personas.

Algarrobo, 20 de junio 2021

La vida hay que vivirla

El otro día, en una reunión de amigos de toda la vida uno de ellos propuso un juego. Cada uno debía llevar para la próxima junta una carta dirigida a él mismo hace veinte años. ¿qué relato de nuestras vidas tenemos de nosotros mismos? ¿qué consejo nos daríamos? Estos eran, en un principio, los objetivos del juego.

Fue un ejercicio entretenido. Pensé durante días qué escribiría. Relataría mi vida, me felicitaría por los logros y me prevendría de los fracasos y errores. Divagaba alegremente recordando anécdotas y situaciones de diferente tipo, algunas divertidas y otras tristes, tal como es la vida, incluso pensé que me podría enviar los números premiados de algún Loto, pero no, me imagino que eso no está en las reglas del juego.

El domingo anterior a la reunión programada en que cada uno expondría sus reflexiones, muy temprano me puse a escribir. Compuse una carta de más de diez páginas. Cerca de la una, cuando terminaba uno de los últimos párrafos me sucedió algo extraño, por un instante me imaginé el momento de recibir la misiva. Estoy en mi casa de Vitacura, era el invierno de mediados de 1999 y estaba lloviendo, veo dos cartas frente a mí, una de la Universidad Católica y la otra con un extraño remitente, mi nombre. Abro la primera y leo una invitación para cursar un largo diplomado en teología para laicos. Mi vida transcurre en medio de los problemas propios de mi empresa que absorben todas mis energías. Aun no salgo de la crisis financiera que hay en el país y no se si lo lograré. La teología siempre me ha interesado, pero también le temo, le temo porque si decido subir esa montaña lo haré con la máxima honradez intelectual que me sea posible y creo que terminaré ateo, o al menos agnóstico. Ser ateo o agnóstico cuando en la juventud se ha leído y comprendido la filosofía sartreana en que el fin de nuestra existencia es la nada y por lo tanto la vida no tiene sentido alguno y, cuando se ha tomado en serio esa posibilidad, no es una perspectiva muy atrayente para vivir el resto de la vida que a aún me queda. Mal que mal estoy próximo a cumplir 50 años y espero vivir varias décadas más. Recuerdo lo sabias que fueron las palabras de mi abuelo que, en una ocasión, ya hace mucho tiempo, en que discutía con uno de mis tíos sobre asuntos teológicos y las contradicciones que se producían, sentenció: prefiero la fe del carbonero. Nunca más lo escuché hablar de teología, pero sí rezaba mucho, jamás faltaba a misa y siempre lo vi feliz hasta el día de su muerte que fue muy tranquila. En medio de estos recuerdos abro la segunda carta, esa carta extraña y para mi sorpresa, está en blanco.

Paro de escribir, levanto la cabeza y miro los diplomas que tengo colgados en la muralla, todos logrados durante los últimos 20 años de mi vida, incluidos dos magister, y en medio de ellos, el primero, el de teología para laicos junto a un crucifijo que perteneció a mi abuelo.

Cuando nos volvimos a juntar con los amigos todos traían sendos relatos con sabios consejos para la vida y mas de alguna anécdota que nos hizo reír a carcajadas. Cuando llegó mi turno yo puse sobre la mesa una hoja en blanco. Obviamente las risas fueron inmediatas… ¿un gallo que ha escrito libros no es capaz de escribir una carta? Las bromas no faltaron. Pero saben qué, cuando terminaba la carta me di cuenta de que la vida no es solo una sucesión de acciones, no es una seguidilla de decisiones mas o menos acertadas. La vida es esencialmente la emoción de vivirla. La vida es la tristeza de la muerte de los amigos y la alegría del nacimiento de los hijos y de los nietos. Es la construcción de un algo propio que le da sentido y que nos responde la pregunta ¿por qué estamos aquí?

La vida es esa incertidumbre de no saber el futuro y esa certidumbre de que no estamos predeterminados. En último término, la vida es la aventura que nos ofrece Dios y por eso hay que vivirla sin consejos que vengan del futuro.

Por eso envié una carta en blanco les dije a mis amigos. No me quería privar de lo mas bello que nos ofrece la vida, la libertad de tomar mis propias decisiones, porque para eso Dios nos ofreció vivir.

Pedro Pablo Correa

30/01/2021

La lección de Diego

El 22 de junio de 1986 Diego Armando Maradona alcanzaba la cumbre de su carrera deportiva, no solo allanando el camino para que su selección se convirtiera en campeona mundial, si no que propinándole una histórica derrota a Inglaterra con dos goles de antología, antologías diferentes, pero antológicos al fin y al cabo.

Después de una vida de privaciones infantiles, de esfuerzo y talento Diego había llegado a la cima de su profesión con solo 26 años. El dinero era prácticamente ilimitado, todos lo admiraban y tenía un futuro esplendoroso. Probablemente cualquier joven del planeta hubiera querido cambiar su vida por la de Diego si le hubiera lsido posible.

Sin embargo, ¿tenía Diego una vida plena? Sin duda que no. Desde ya en el plano sentimental no. Sus relaciones familiares estaban trizadas, el círculo de amistades que lo rodeaba tenian dudosas intenciones y en lo económico había desorden y abusos. Pero todo eso era opacado por los vítores en los estadios y los reflectores de la TV. Diego se veía feliz y muy a gusto y lo mejor, seguiría por algunos años jugando al futbol con la maestría sin igual que lo caracterizaba.

Desde ese momento cúlmine, Diego fue tomando una serie de decisiones que finalmente le arruinaron su vida y lo llevaron a una muerte prematura. En lo sentimental, un matrimonio frustrado y parejas inestables, en lo económico problemas de impuestos y enormes pérdidas de dinero. Su relación con la prensa y con muchos actores del ámbito futbolero se deterioró progresivamente provocando bochornos públicos inexplicables en un verdadero héroe nacional, como lo era él. También sus incursiones políticas fueron bastante discutibles llegando a relacionarse directamente con dos dictadores latinoamericanos y, lo peor de todo, la droga se metió en su vida y no lo dejó hasta su muerte.

Todo lo descrito tiene un común denominador: malas decisiones. Podemos intentar dilucidar porqué tomó esas malas decisiones, pero en los hechos, en la realidad pura y dura esas decisiones fueron tomadas libremente y lo condujeron por un camino que, pudiendo tenerlo casi todo, pudiendo haber llevado una vida bastante plena, terminó como lo hizo, con una vida superflua, violenta y sin duda desdichada que lo llevó a la muerte.

Sin duda esto no opaca sus logros deportivos, pero debe llevarnos a la siguiente reflexión: ¿ser exitoso en un ámbito de la vida significa que seremos felices, que también lo seremos en los otros ámbitos? Maradona nos muestra, con un brutal sentido de realidad, que no. Nos muestra que la vida tiene muchas habitaciones y que necesariamente habitamos en cada una, por lo que no basta con que solo una sea esplendorosa, debemos preocuparnos de todas.

27/11/2020

La decisión más difícil.

Desde hace centurias la ética ha deliberado y analizado el tema del mal menor o expresado técnicamente, las acciones de doble efecto. Se llama acción de doble efecto al acto cuyas consecuencias son éticamente buenas para alguien y éticamente malas para otro.

La literatura señala que para que una acción de doble efecto sea legítima debe cumplir al menos tres condiciones. (1) que lo bueno esperado sea mayor que el mal causado, (2) que no se persiga el mal que se producirá y (3) que no exista una alternativa mejor o sea que el mal sea inevitable.

¿Por qué hago esta reflexión? Porque la pandemia que está viviendo el país y el mundo está originando un dilema ético sanitario de la mayor complejidad. Cuando por una enfermedad el número de contagiados graves sobrepasa las capacidades del sistema sanitario el dolor muestra su peor rostro debido a que los médicos se ven enfrentados a la terrible decisión de elegir a quién tartar y a quien no. Vemos con horror que esto está sucediendo en países tan avanzados como España e Italia y aún más, en el Estado de Nueva York que es probablemente el territorio con más recursos del planeta.

Es por esto por lo que todas las medidas preventivas que podemos tomar como país y sobre todo como individuos responsables de nuestro propio futuro y de quienes nos rodean deben ser extremadamente prudentes sin, claro está, caer en el pánico o la desesperanza.

En estas semanas hemos sabido que muchos de los fallecidos no habían sido objeto de tratamientos invasivos debido a que sus familias y los médicos tratantes así lo estimaron conveniente porque aquello significaba más un ensañamiento terapéutico que un tratamiento médico correcto. El buen morir es también un derecho humano, razón por la cual esas decisiones son éticamente correctas.

El sistema de salud chileno tiene vasta experiencia y una sólida formación ética que le permite afrontar situaciones complejas adoptando las medidas apropiadas en casos extremos. Ya desde la década de los 60s, cuando llegaron al país las primeras máquinas de diálisis se plantearon dilemas complejos sobre las prioridades que a cada paciente se le debía asignar y es así que tanto las asociaciones médicas como las universidades que impartían la carrera de medicina incorporaron a su qué hacer no solo estrictos protocolos si no que también una sólida formación en bioética por lo que, Dios no lo quiera, si en Chile nos viéramos enfrentados a una situación límite, tengo la confianza que se procederá de la mejor forma posible.

En medio de esta reflexión no puedo dejar de referirme a la carta, ampliamente difundida, del ex profesor de ética y premio nacional de periodismo don Abraham Santibáñez donde solicitaba que, dado sus 82 años y aunque está sin enfermedades, renunciaba en caso necesario a que usaran ventiladores mecánicos con él en beneficio de los más jóvenes. El Padre Enrique Opaso, en carta a El Mercurio, señaló que con sus 68 años se suma a la iniciativa.

Reconociendo que ambos tienen profundos motivos altruistas, advierto que detrás de la afirmación del profesor Santibáñez de llamar a que todos sigan su ejemplo vive una visión utilitarista de la ética que señala que la dignidad del ser humano está supeditada a la utilidad que éste le proporciona a la comunidad. Lo que subyace a la afirmación del profesor es que las personas mayores, dadas ciertas circunstancias, pueden ser desechadas en beneficio de las menores por el solo accidente de su edad. Las palabras del profesor Santibáñez tienen especial gravedad toda vez que la dignidad se pone al servicio de la comunidad negando así que el ser humano es un fin en sí mismo y que los DDHH, tal como lo señala la Declaración Universal, se fundan en que la dignidad de todos los miembros de la familia humana es inalienable.

Es así como las decisiones médicas deben ser tomadas, no por la utilidad que tal o cual ciudadano pueda prestar en el futuro a la sociedad, si no que por estrictas razones técnico/médicas, o sea en las probabilidades de supervivencia de cada paciente y teniendo claro que, independientemente del estrato social, del nivel educacional, de la edad, del género o de cualquier otra consideración, todos tienen los mismos derechos a ser tratados por los sistemas de salud con el fin de preservar sus vidas. Estoy seguro de que los médicos chilenos tienen muy claro aquello.

Finalmente quiero reiterar que los trabajadores del sistema de salud tienen los protocolos adecuados para proceder en casos complejos así como la formación y la experiencia ética para llevar a cabo su labor. Lo que nos queda hacer a la población es colaborar con nuestra propia conducta prudente y así lograr que el sistema de salud esté disponible para los casos más graves y que no colapse como está sucediendo en muchos países hermanos.

Santiago 14 de abril 2020

Luces y sombras en medio de una pandemia

Que el planeta está viviendo su situación más dramática desde la segunda guerra mundial, qué duda cabe, e igual que en aquella ocasión se ven afectados por igual países tan ricos como Italia, Francia o España como países de desarrollo medio como Turquía e India. Hasta ahora los menos afectados han sido aquellos países que siempre han sufrido, los más pobres de África y Oceanía. Desgraciadamente a nuestra América del Sur el virus está llegando muy fuerte y todo indica que empeorará en un futuro cercano.

Quizás es muy temprano para reflexionar sobre las lecciones que nos dejara esta pandemia, pero no lo es para reflexionar sobre lo que la sociedad y sus organizaciones están haciendo.

Sabemos que en las crisis sale lo mejor y lo peor del ser humano y esta no ha sido la excepción. Por un lado vemos a miles de trabajadores de la salud arriesgando, literalmente, sus vidas para salvar a otros, vemos a algunas autoridades trabajando hasta el agotamiento para que esto no se transforme el algo mucho peor aún, vemos a miles de trabajadores de las empresas que producen bienes de primera necesidad concurriendo a sus lugares de trabajo con el riesgo que ello implica. Estos son los cientos de miles de héroes anónimos que en medio de la tragedia se entregan de lleno a su deber.

Pero con tristeza también comprobamos que en medio de esta plaga sale lo peor de nosotros, vemos a autoridades tratando de sacar pequeños dividendos políticos criticando y constituyéndose en parte del problema y no de la solución. Vemos también a trabajadores de la salud apropiándose de los elementos de protección destinados a todos, vemos a comerciantes abusando con los precios y a ciudadanos intentando cerrar sus pueblos creyendo que con eso podrán protegerse. Vemos a personas irresponsables haciendo fiestas en sus edificios y a otros no respetando la cuarentena que las autoridades y el sentido común les ha impuesto.

Así es el ser humano, con sus luces y sombras.

¿Qué es lo que hace diferentes a unos y otros? La respuesta es clara: la incorporación de la ética en sus acciones.

No es que la gente que trabaja y cumple con su deber no sienta en ocasiones deseos de rendirse o de mandar a todos al diablo. No es tampoco que la gente que no ha estado a la altura de las circunstancias sea mala por naturaleza. Todos tenemos la misma naturaleza, la naturaleza humana, frágil pero fuerte, irracional pero racional, rencorosa pero misericordiosa, envidiosa pero generosa.

¿Por cuál nos dejamos llevar? He ahí la cuestión

Es así como todos debemos trabajar para sacar lo mejor de nosotros, no negando nuestras debilidades, sería absurdo solo intentarlo, sino que superándolas por el bien de nuestras familias, de nuestro país, del planeta y en últimos termino de nosotros mismos por que la única forma de salir de esta crisis es colaborando, es poniendo todo lo que esté de nuestra parte para ayudar y si vemos algo que está mal, porque siempre habrá errores y fallas, antes de poner el grito en el cielo y de buscar culpables tratemos de arreglarlo, intentemos ser siempre parte de la solución y no del problema.

Cooperando y aunando esfuerzos podremos salir adelante y una vez superada esta pandemia, porque créanlo, se superará, salir fortalecidos, pero humanamente fortalecidos, o sea menos individualistas, menos egoístas y menos materialistas porque habremos comprendido que lo verdaderamente humano es sacar lo mejor de nuestra naturaleza y compartirlo con los demás.

Artículo publicado por Kaireo News "El vaso medio lleno, medio vacío"

Un amigo extranjero que estaba de paso por Chile me llamó por teléfono y con voz de auténtica preocupación, antes siquiera de saludarme, me espetó: ― Pedro, ¿qué diablos pasa en tu país?

El contenido de su pregunta me sorprendió menos que el tono afligido con que me la hacía. ― Las cosas están complicada, le respondí, respuesta que sonó en mis oídos como bastante obvia. Quiero hablar contigo inmediatamente, me digo con tono apremiante, quiero saber tu opinión.

Así fue como nos quedamos de reunir en un café equidistante de su hotel y mi casa pero donde estuviéramos a salvo de las bombas lacrimógenas. Invité al café a dos amigos ― pero no al mismo tiempo― por las razones que verán.

Los tres llegamos casi juntos al café y para empezar la conversación le pedí a mi amigo que nos cuente lo que sucede. Los chilenos vivimos en una desigualdad obscena, empezó a explicar.

Hay abusos de las empresas y las constantes alzas de precios que son arbitrarias. La precariedad de nuestros jubilados a los que se le prometió pensiones dignas da muchísima pena. El sueldo mínimo no alcanza ni para la subsistencia mientras que los sueldos de los parlamentarios y de los grandes ejecutivos empresariales son superiores a los de los países desarrollados. La salud pública es malísima y el precio de los remedios son 10 veces más caros que en otros países.

Al escuchar esto, mi amigo extranjero me mira con cara de desconcierto. Con un leve movimiento de cabeza le ratifico que esa información es verdadera.

El amigo continuó: las élites en este país tienen impunidad total. Si se coluden los mandan a asistir a clase de ética y los políticos, si reciben dineros ilegales, rápidamente se declara la prescripción o simplemente no se investiga. El fruto del crecimiento económico lo reciben unos pocos y la gran mayoría debemos esperar para que “en el futuro mejore la economía”. Los que ostentan el poder se oponen a hacer cambios cuando la economía está mal porque no es el momento, y también se oponen cuando está bien, porque ¿para qué, si las cosas andan bien? En Chile el chancho está muy mal pelao, dice enfático, reflejando rabia en sus palabras. La gente se cansó, concluye, ya pronto a marcharse para asistir a una nueva manifestación.

Nos despedimos y mi amigo extranjero me pregunta: ¿todo eso es verdad? Sin duda que sí, le respondo: ¿Quién puede negar los abusos que se cometen? ¿Quién puede negar la impunidad de aquellos que ostentan el poder económico y político?, ¿Quién puede negar la precariedad de la inmensa mayoría de los jubilados?

En eso llega puntualmente mi segundo amigo y le pido que nos explique cómo está el país.

Los chilenos nunca en nuestra historia hemos estado mejor, comienza diciéndonos ante la cara sorprendida de mi amigo extranjero. La gran mayoría declara estar mejor que sus padres. La inflación es casi nula y el crecimiento económico ha sido bastante sostenido. Los niveles sanitarios son de los mejores de América latina y la pobreza extrema ha bajado desde casi el 40% que teníamos cuando recuperamos la democracia a menos del 3%. Hoy casi no vemos poblaciones callampas y la importación de autos cada año supera sus propios récords. La penetración de internet es enorme y hay más celulares que habitantes. Los aeropuertos nos quedan chicos para absorber a los viajantes y las carreteras se colapsan en cualquier fin de semana largo. El acceso a las tecnologías y a los bienes electrónicos en el país es casi total. Por otro lado, la expectativa de vida y la taza de mortalidad infantil es de nivel europeo, casi como la alemana. En Chile hemos pasado de la preocupación por la desnutrición a la preocupación por el sobrepeso, explica, como para hacer una imagen gráfica de sus afirmaciones. Los servicios públicos, continúa explicando, como alcantarillado, luz y agua potable cubren a casi todo el territorio y nunca en la historia hemos tenido más estudiantes en la educación superior, superando en % a Argentina y a Uruguay. En los últimos 30 años de democracia hemos pasado de estar a la cola del continente a estar dentro de los primeros en casi todos los índices, concluye.

Mi amigo extranjero no podía creer lo que escuchaba y me mira preguntándome si eso es verdad. Otra vez asiento con la cabeza.

Mi segundo amigo explica que tiene que irse y se despide amablemente.

No entiendo nada de nada, me dice mi amigo extranjero. ― Mira― le respondo, lo que sucede es que algunos ven solo el vaso medio vacío y otros ven solo el vaso medio lleno y no son capaces de conversar entre ellos, solo ven su parte del vaso. Es por eso por lo que les pedí que vinieran aparte. Si los hubiera juntado, hubiéramos presenciado una discusión interminable y no hubieras entendido nada.

La verdad es que la crisis chilena es una crisis ética, le digo. Una crisis en que los que viven el vaso medio lleno no son capaces de conversar con los que viven el vaso medio vacío y viceversa. Ninguno de los dos faltó ni una palabra a la verdad, pero cada uno te dijo una parte de esa verdad y eso es lo me preocupa, porque con partes de la verdad no se puede construir el futuro. En el dialogo ético, que es lo que Chile necesita hoy, debemos reconocer toda la verdad, debemos reconocer los avances que esta forma de organizar la sociedad nos ha permitido, pero también debemos reconocer todo lo que esa misma forma de organizar la sociedad nos ha provocado. Las élites no han sido capaces de entender que no son omnipotentes, que su poder, en última instancia, está limitado por los ciudadanos y esos ciudadanos les dijeron basta.

Este es el motivo de las manifestaciones que vemos en todas las ciudades del país. Manifestaciones hermosas y llenas de alegría, y lo más bonito, todas autoconvocadas, lo que muestra que, por primera vez en Chile, y yo diría en América, son los ciudadanos los verdaderos protagonistas y eso es emocionante.

Pero también aquí hay dos miradas, le dije. Mi amigo extranjero me mira con cara de desesperanza. ― Sí, le digo. Unos ven solo violencia y destrucción y claman por que sean reprimidas a como dé lugar y otros ven solo manifestaciones pacíficas y miran cualquier represión como si estuviéramos en dictadura. Y una vez más tenemos el vaso medio lleno y medio vació. Ambas realidades son verdaderas y lo que éticamente corresponde es, en primer lugar, diferenciarlas. La ética nos pide condenar con la misma fuerza la violencia callejera y la represión policial injusta pero sobre todo nos impele a alabar y reconocer el movimiento ciudadano como lo que es, el clamor de un pueblo por mayor justicia social. La gente pide, justamente, cambios pero debemos tener claro que no se puede ser indolente frente a la violencia, venga de donde venga. Porque es la dignidad de muchos la que está en juego, incluyendo, claro está, la de las víctimas de la violencia, la de los carabineros y también la de los que provocan la violencia a los que no se les puede reprimir de cualquier forma. Sí, le repito, todos, absolutamente todos tenemos dignidad y derechos humanos y cualquier cambio debe partir por respetarlos. No se puede pedir justicia usando métodos injustos, así como tampoco se puede defender la democracia usando métodos antidemocráticos. ― Pero tengo esperanzas, concluyo. Tengo esperanzas que una vez decantadas las pasiones, se sienten a conversar en una misma mesa aquellos que ven el vaso medio lleno y aquellos que lo ven medio vacío y puedan, dialogando, mirar la realidad completa y se den cuenta que, si bien hemos avanzado desde el retorno a la democracia, hay iniquidades inaceptables y abusos que no pueden ser permitidos en una sociedad democrática. Mi amigo extranjero me pregunta: ¿tú crees que sucederá eso?

Algo pensativo le respondo: es un imperativo ético.

Carta enviada a mis estudiantes de Educación reflexionando sobre la situación actual en el pais

Queridas y queridos estudiantes

Escribo estas líneas el sábado en el mañana aun emocionado por la enorme manifestación que vivimos ayer en las calles de Santiago y de casi todas las ciudades del país. Mientras veía la alegría, la madurez y el compromiso ciudadano de millones, no pude dejar de pensar en nuestra larga conversación en la clase de la semana anterior sobre la justicia y especialmente sobre la justicia social.

La pregunta era ¿hasta dónde es legítima una protesta violenta frente a una sociedad claramente injusta, violentamente injusta? Recuerdo perfectamente las diferentes razones y argumentos que cada uno de ustedes expresó y lo primero que me nace resaltar es que esa conversación se dio en el más absoluto respeto, respeto por las ideas no compartidas y sobre todo respeto por el que las emitía, jamás escuché una descalificación personal. Fue el presagio de lo que ocurrió en las calles ayer en la tarde.

El movimiento social, en el fondo es un movimiento ético, en el sentido en que hemos entendido la ética este semestre. Es ético porque la injusticia social es un estadio sobre el cual es imposible la armonía social, y menos aún es el sustrato adecuado para la realización de un proyecto de vida maduro, coherente y consistente que encauce, a todas y todos, hacia una vida más plena. Sabemos muy bien que la injusticia violenta la dignidad de las víctimas, y también, en cierta medida, la de los victimarios. Al contrario, la justicia respeta la dignidad de ambos. La marcha de ayer nos ha demostrado que el camino para las profundas transformaciones que necesita Chile deben hacerse, no desde la violencia, no desde la pelea política-partidista, sino que desde una participación ciudadana generosa y unida en la búsqueda del bien común que, no es otra cosa que las condiciones sociales que nos permitan a cada uno de nosotros avanzar hacia una vida más feliz. Chile ha alcanzado un cierto desarrollo económico que nos permite un mayor bienestar social, de esto no cabe duda. Pero para lograr ese objetivo no bastan los cambios estructurales, no bastan los cambios políticos, no basta con pedirle a los otros que cambien. Creer que solo las estructuras modifican los comportamientos, es no conocer la naturaleza humana y no creer en su libertad. Si queremos un país más justo, más igual y solidario, cada uno de nosotros debe asumir el compromiso y hacerlo carne en nuestros propios ámbitos, en nuestra familia, con nuestros amigos, con nuestros colegas, con todos los que nos rodean.

Ustedes, como futuros como profesores, pero sobre todo como formadores de personas, estarán en un lugar de privilegio para formar en valores y virtudes a las generaciones venideras. Los valores de la justicia, de la equidad y de la paz, paz como fruto de la empatía hacia todos los seres humanos, deben ser, como lo decíamos en clase, los faros que iluminen los caminos de sus estudiantes. Lograr eso debe convertirse en el principal motivo de sus actividades profesionales, sean cuales fueren sus propias asignaturas.

Es así como la responsabilidad de ustedes como profesores es enorme e insustituible para avanzar decididamente en la construcción de una sociedad mejor. Esa responsabilidad es grande, pero por lo que los he conocido estos meses, estoy seguro de que estarán a la altura de este gran desafío. Un abrazo a cada uno y retomaremos las clases la semana del 4 de diciembre.

Pedro Pablo Correa

Ponencia en el marco del Diplomado de Retoria de la Universidad de los Andes

Mensaje de la Red de Sobrevivientes de Abusos Sexuales Eclesiastocos de Chile

Nuestro mensaje a la sociedad

Les sobrevivientes que reúne esta red somos personas que en nuestra niñez, juventud o siendo adultes hemos sufrido abuso de poder, abuso de conciencia, abuso sexual, por parte de sacerdotes, religiosas, laicos, en entornos eclesiásticos.

También somos los que hemos padecido el encubrimiento sistemático de parte de la iglesia católica durante décadas, al proteger a estos delincuentes cambiándolos una y otra vez de ciudades y de países, escondiéndolos de la justicia e incluso disfrazando esa impunidad bajo la apariencia de un “castigo”.

Les sobrevivientes somos los que día a día recordamos a les que han partido sin ver justicia, a les que se han suicidado al no soportar más las secuelas de este delito. En nombre de ellos también damos nuestra lucha.

Les sobrevivientes somos el silencio de un abuso constante, sistemático, agresivo, castrador, que ha buscado denigrarnos, cosificarnos, elevando a nuestros abusadores a sitiales de un poder morboso, inmoral e ilegal.

Somos ese silencio que día a día despierta, que se transforma en voz y en organización, que denuncia el abuso reiterado de miembros de la Iglesia Católica, que denuncia sus redes de protección y encubrimiento, que denuncia una estructura abusiva.

Somos un coro de voces que exige transformaciones profundas para acabar con el abuso en nuestra sociedad. Nuestro sueño es que les sobrevivientes de abuso sexual seamos una especie en extinción. Eso nos inspira a crear este imperfecto mapa.

Nosotres no deberíamos estar haciendo mapas. Deberíamos estar siendo cuidados y atendidos por organismos del Estado en nuestro camino de sanación. Pero con dolor nos damos cuenta que las pesadillas de nuestros abusos se cruzan con un horror del presente: niñes, adolescentes y personas vulnerables en peligro actual ¡y por eso reaccionamos!.

Nuestra sociedad va comprendiendo que el abuso eclesiástico no es un tema entre el abusador y le persone abusade, tampoco es un problema privado entre el denunciante y la Iglesia Católica. Es una violación flagrante de los Derechos Humanos de niñas, niños, adolescentes y adultes que deja secuelas que nos han marcado de por vida. Lamentablemente este proceso de comprender y luego pasar a la acción nos parece excesivamente lento cuando de lo que aquí se trata es de infancias vulneradas.

Este imperfecto mapa que hoy entregamos a la sociedad chilena es un grito coral que rompe el silencio. Muches de nosotres dimos nuestro testimonio una y mil veces en los medios buscando concientizar, sensibilizar, alertar al país de crímenes sistemáticos. Ahora les regalamos este mapa.

Lamentablemente este es un mapa del presente, ojalá un día sea sólo parte de la memoria de los delitos aberrantes cometidos en suelo chileno y nada más. Pero todavía estamos muy lejos de que sea así.

Tras padecer el abuso cada une de nosotres se pensó como aquel trapo viejo que el delincuente abandonaba en un rincón luego de satisfacerse. Se creía solo, encarcelado en una jaula de dolor eterno, padeciendo. Lo que fuimos descubriendo luego es que el daño permanente que recibimos también afectó a nuestras familias y las secuelas de ese crimen nos acompañan por el resto de nuestras vidas. Somos un problema de salud pública. Porque además de hacer de nuestras vidas un padecimiento diario, afectó nuestras relaciones sociales, laborales, familiares, todo. ¿A quién corresponde asumir el costo médico y humano de las secuelas de estos delitos? ¿Quién se ocupará de animar y recibir a los miles que siguen atrapados en el silencio impuesto por el abuso?

Esta RED exige al presidente de Chile Sebastián Piñera que dé respuesta a la solicitud que le hicimos el día 03 de agosto del año pasado por la creación de una Comisión Presidencial que permita avanzar en la búsqueda de Verdad, Justicia y Reparación a cientos sino miles de sobrevivientes en nuestro país. Si el Estado chileno sigue mirando de costado los abusos por parte de la iglesia chilena, sabiendo que estos delitos no son cuestiones del pasado, sabiendo que han sido una acción sistemática en la historia de nuestro país, como sistemático ha sido el encubrimiento de estos delincuentes, si el Estado chileno no actúa con firmeza; confirmará nuestra sospecha de que es cómplice de violaciones de los derechos humanos y entonces no nos quedará otro escenario que recurrir a las cortes internacionales.

Nos avalan la Convención de los derechos del Niño; la Convención contra la Tortura y Otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes; la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer (CEDAW); la Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra La Mujer - "Convención de Belém do Pará"; la Convención Internacional sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, entre otros documentos suscritos y/o ratificados por el Estado de Chile.

Esta red apoya el proyecto de ley de imprescriptibilidad de los delitos sexuales de Chile. Si miran las fechas de los abusos y la fecha de las denuncias que hemos recabado en este imperfecto mapa verán que por décadas callamos nuestros abusos y sabemos demasiado bien todo lo que se demora en salir del dolor, humillación, incluso de la culpa absurda de haber sido abusados y recién ahí poder hablar. Sólo cuatro de cada diez podrá contarle a su círculo de confianza el crimen que padecieron y apenas entre el 6 y el 10% hará la denuncia.

Esta red apoya también todo proyecto de ley que apunte a poner fin a los privilegios que mantiene la iglesia católica, creemos profundamente en la igualdad total ante la ley.

Esta red también alerta a las familias y al Estado que a diario ponen al cuidado directo de la Iglesia Católica o de sus congregaciones a niñas, niños y adolescentes a que miren este imperfecto mapa y se detengan un momento a pensar si pueden dormir tranquilos sabiendo que entre el 11% al 15% del clero chileno estaría involucrado en delitos sexuales contra la infancia.

Aprovechamos esta oportunidad para hacer un llamado a todes les sobrevivientes de abuso eclesiástico de Chile a denunciar a sus abusadores ante la justicia chilena. Les invitamos a acudir a la Fiscalía a denunciar y aportar con la información que recuerden tanto de los abusadores como de otras personas miembros de la Iglesia que en su momento supieron de los abusos y callaron o realizaron actos de encubrimiento.

Les sobrevivientes reclamamos al Estado y a la Sociedad a hacer sus deberes. Justicia, reparación y prevención son obligaciones claras de los poderes estatales y nos preocupa que sigan en falta en una cuestión que afecta a generaciones en formación. Ustedes son los responsables de parar esto, mientras nos reunimos acá une niñe o adolescente está siendo abusado y más cerca de lo que ustedes quieren verlo. Nosotres seguiremos haciendo nuestra parte, vuestra intervención es urgente.

Muchas gracias.

https://www.redsobrevivientes.org/post/nuestro-mensaje-a-la-sociedad

https://www.redsobrevivientes.org/post/mapa-abusos

Aula segura & Aula democrática

A 12 años de la revolución de los pingüinos la promesa de mejorar la calidad de la educación es solo eso, una promesa incumplida

Octubre 2018

20 años de historia de Chile, 50 verdades (1970-1990)

Entre el 4 de septiembre y el 5 de octubre encontramos en las redes sociales y en las conversaciones entre amigos una gran cantidad opiniones sobre los acontecimientos sucedidos en Chile entre los años 1970 y 1990

Hay controversias apasionadas sobre lo ocurrido y, si bien se dicen algunas verdades, también se afirman muchas mentiras, medias verdades y exageraciones que terminan exacerbando los ánimos de la opinión publica.

Como testigo presencial de esa parte de la historia he decidido hacer una lista de verdades incontrovertibles con el fin de que los que no estuvieron presentes puedan comprender un poco mejor los dramáticos acontecimientos que se vivieron durante esos años.

Al final de la lista daré un par opiniones referidas a la transición y que identificaré comenzando las frases con un “yo creo que” para separarlas de las verdades históricas que enumeraré.

El orden no es estrictamente cronológico ni tampoco tiene relación a la relevancia de lo que tratan.

Septiembre 2018

Museo de la Memoria y los DDHH






Museo de la Memoria y los DDHH

 

 

Este comentario está hecho en el contexto del nombramiento y posterior renuncia de Mauricio Rojas al Ministerio de Cultura y las Artes.

 

Agosto 2018

 

 

 

 

 

 

Movimiento feminista. Un análisis

Reflexión sobre el movimiento feminista en Chile, pero tambien sobre el que vemos en el resto del mundo.

Junio 2018

Sobre la crisis de la Iglesia chilena

Me enviaron este artículo de hace 7 años. Vale la pena leerlo en relación a lo que está sucediendo ahora en la Iglesia. 

Es un artículo profético.

Junio 2018

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